Salta (Luz Díaz) - Un poco de historia
Es el día de acción de
gracias de 1887 en Chicago. Un grupo de jóvenes reunidos en el Club de Botes
Farragut observan atentos el partido de futbol entre Harvard y Yale. Las
apuestas van y vienen. Yale, finalmente sale victorioso y comienza el festejo.
Uno de los chicos le arroja a otro un guante de boxeo. Sorpresivamente, este se
lo devuelve golpeándolo con un palo de escoba.
George Hancock, reportero
del “Chicago Board of Trade”, ve la situación y se da cuenta que ha llegado el
momento de divertirse un poco. “¡Juguemos a la bola!”, grita, mientras ata con
sus cordones el guante de boxeo formando una bola. Con tiza, dibuja un diamante
en el suelo y rompiendo una escoba, decide formar un bate con el palo. Forma
dos equipos y los invita a jugar… Es el momento señoras y señores, se ha creado
el primer partido de “Softball”.
Todos los allí presentes se
divirtieron tanto que volvieron a reunirse días más tarde. Con una bola de gran
tamaño y un palo de caucho inclinado, Hancock volvió al gimnasio a pintar
líneas blancas, esta vez permanentes. Escribió algunas reglas especiales, y
decidió darle el nombre de béisbol bajo techo. Durante el invierno se difundió
mucho, y en primavera se practicó tanto en sitios cubiertos como en el
exterior.
También apareció en 1895, en
Minneapolis, un juego parecido. Lewis Robert intentó adaptar el reglamento del
béisbol dentro del cuartel de bomberos, donde trabajaba, para pasar el rato
libre.
Las ligas empezaron a
formarse y la construcción del juego se expandió. En ese tiempo este fue
conocido como “kitten league ball”, el cual fue acortado a “kitten ball”, y
posteriormente adopto los términos de “diamond ball”, “mush ball” y “pumpkin
ball”.
En 1900 ya se había hecho
tan popular que se formó la primera liga de Softbol de los Estados Unidos, se
crearon asociaciones, y en 1933 se le dio el nombre definitivo de Softbol con
las reglas que actualmente rigen el deporte.
El
turno de las mujeres
Un poco por machismo y otro
poco por falta de costumbre, las mujeres tuvieron que esperar ocho años para
ser protagonistas del softbol.
El primer equipo oficial de
softbol femenino se organizó en Chicago en 1985. Pero no tuvo un entrenador
hasta 1989 y había poco interés por parte de los espectadores. Esta actitud
cambió rápidamente en 1904 cuando la “Spalding’s Indoor Baseball Guide” ofreció
toda una sección sobre el softball femenino.
En los primeros días de
softbol femenino, se impulsó un lanzamiento lento porque se creía que un
lanzamiento rápido podía romper los huesos de una mujer. Esta actitud acerca de
la fragilidad de la mujer y el deporte se desvaneció con el tiempo, ya que las
mujeres se volvieron expertas en el lanzamiento rápido.
¡Primero
ellas!
El primer Campeonato Mundial
a nivel internacional desarrollado en 1965 fue jugado por mujeres. Varios equipos
femeninos de cinco países compitieron en Australia. Un año más tarde, debutaron
los hombres en México en el primer Campeonato Mundial Masculino.
En 1991, el softbol en
lanzamiento rápido femenino fue seleccionado como un deporte de medalla, en los
Juegos Olímpicos de Verano de 1996, en Atlanta, Georgia.
Una
alternativa de interior
El softbol originalmente
ofrecía una alternativa de interior a los jugadores de béisbol que necesitaban
mantenerse en forma y seguir practicando. El juego en interiores era preferible
durante el invierno por las bajas temperaturas. Sin embargo, los campos de
juego no eran lo suficientemente grandes para el béisbol profesional, que
requiere una distancia de 90 pies entre las bases. Fue entonces, cuando el
softbol hizo su aparición como un deporte independiente.
El softbol
llega a nuestro país
La Federación Argentina de
Softbol nació en el año 1960, como una iniciativa para independizar el deporte
del Béisbol, ya que los destinos de ambos deportes estaban regidos por aquel
entonces por la Federación Argentina de Béisbol y Softbol. Esta inquietud surge
debido a que esta última Federación no le daba importancia al Softbol, y se
concentraba más bien en el Béisbol, que tenía actividad más fuerte.
Por eso se generó la
separación de la institución. A partir de allí, la Federación Argentina de
Softbol empezó a tener vida propia. Esto significó comenzar a buscar asociaciones
que practicaran el deporte dentro de nuestro país, encontrando actividad en
Paraná, La Pampa y Bahía Blanca (además de Buenos Aires, que es donde se
produjo el nacimiento de la Federación).
Con esas cuatro Selecciones,
la Federación organizó el primer Campeonato Argentino Masculino Mayor, que se
jugó en Buenos Aires a fines del año 1960. A partir de ahí, nació el compromiso
de ir organizando periódicamente los Campeonatos Argentinos de Selecciones y
gracias al trabajo de los dirigentes del interior del país se fueron sumando
otras federaciones.
El desarrollo del softbol
continuaba, con lo que surgió la necesidad de promover el softbol femenino. Así fue como se
iniciaron los Campeonatos Argentinos de Selecciones, también en femenino.
Finalmente, se hizo llegar
el deporte a los más pequeños, creando los Campeonatos Argentinos Juveniles,
tanto de hombres como de mujeres.
Una vez que el softbol se
había consolidado como deporte a nivel nacional, se hizo indispensable dar un
paso más allá, y buscar la expansión a nivel internacional.
Luego de los Juegos
Panamericanos de 1983, Argentina fue al Campeonato Mundial de 1984, en Midland,
con una participación muy honrosa, con lo cual nuestro país ya estaba
encaminado a buscar horizontes más amplios para el deporte.
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